San José, 10 de diciembre () – En estas semanas, la mayoría de los lugares y negocios se visten de luces y los hogares se llenan de preparativos, muchas personas descubren que la alegría navideña convive, en el silencio, con emociones encontradas. La nostalgia por quienes ya no están, la distancia física de los seres queridos o el simple sentimiento de tristeza pueden intensificarse justo cuando todo a nuestro alrededor parece estar de celebración.
Durante estas Navidades el espíritu y el entusiasmo no siempre acompañan el ritmo de las fiestas. «Aceptar que no todos vivimos estas fechas con el mismo espíritu de celebración es un primer acto de autocuidado», explica Álvaro Solano, director del Psicología de Universidad Fidelitas. «No se trata de evitar las emociones, sino de darles un espacio para vivirlas sin represión».
Honra la ausencia sin negar la tristeza.
Para quienes enfrentan la pérdida de un familiar o un amigo cercano, este período a menudo les trae recuerdos dolorosos. Nuestros especialistas sugieren convertir el anhelo en un gesto de homenaje: encender una vela, preparar una receta que fuera parte de la tradición, compartir historias o guardar un ritual que el ausente apreció. Permítete expresar. Estas son formas sencillas de mantener el vínculo y encontrar consuelo al mismo tiempo, añadió Solano.
Los sentimientos de dolor no desaparecen por completo. Pero reconocerlos, en lugar de luchar contra ellos, deja pasar el dolor con menos peso.
Cuídate también; está poniendo límites
Solano insiste en que la presión social para «ser bueno», tener reuniones perfectas o alcanzar un ideal de felicidad puede convertirse en una carga innecesaria. Poner límites, acudir únicamente a actividades que nos hagan sentir cómodos o reservar momentos de descanso ayudan a equilibrar la jornada emocional.
Practicar la gratitud, aunque sea en pequeñas dosis, o buscar actividades significativas, desde caminar en silencio hasta escribir lo que sientes, son herramientas sencillas que suelen proporcionar claridad y calma. Mantente en contacto con alguien de confianza, las redes de apoyo nos fortalecen como personas.
Soledad en tiempos de fiesta
Para quienes viven solos, el contraste entre el ambiente festivo y el silencio de la casa puede resultar especialmente difícil. Por eso es importante crear rutinas que brinden calidez. Por ejemplo, preparar una comida especial para usted, llamar a un amigo, ofrecerse como voluntario o unirse a actividades comunitarias. No es una cura mágica, pero es una forma de recordar que siempre hay espacios a los que pertenecer.
En palabras de Álvaro Solano, «buscar apoyo, ya sea de familiares, amigos o de un profesional de la salud mental, es un acto de valentía, no de debilidad. Y puede marcar la diferencia en cómo pasamos estos días».
Lo mejor es el autocuidado.
La clave no está en obligarse a sentir alegría, sino en cuidarse genuinamente: dormir lo suficiente, bajar el ritmo físico cuando el cuerpo lo pide, aprender a buscar compañía cuando la necesita, reconocer las emociones sin juzgarlas.
No existe una forma correcta de vivir la Navidad. Lo que sí existe es la posibilidad de tratarte con amabilidad, recordando que el bienestar emocional es un regalo que también merece ser envuelto y regalado a ti mismo.



