San José, 30 oct () – La kindernomofobia no es simplemente una tendencia ni una erupción digital, es una ruptura silenciosa instalada en la afectividad, la atención, el vínculo social y la identidad de los más pequeños. Reconocer esto es el primer paso para un soporte integral que ayude a equilibrar las relaciones personales con la tecnología.
Para empezar, el nomofobia es miedo excesivo estar sin el móvil, que se vive en etapas anteriores. Hay signos ocultos de nomofobia en la infancia que es clave respecto al apego de los menores a su dispositivo móvil:
● El menor no tolera los momentos sin pantalla u otros estímulos digitales, lo que dificulta sus horas de «inactividad».
● Un silencio prolongado, actitud retraída o mal comportamiento al quitarle el teléfono móvil.
● Si la niña o niño reacciona molesto cuando el teléfono se descarga o no hay señal.
● Tus horarios de sueño o de acostarse se salen de control porque estás en tu teléfono celular, incluso si lo buscas temprano en la mañana.
● El menor pregunta constantemente «dónde está el teléfono móvil».
«La estimulación visual y auditiva que reciben los niños a través del teléfono móvil afecta directamente a su cerebro, ya que son estímulos rápidos que no pueden comprender, procesar o retener adecuadamente la información debido a su inmadurez. Esta búsqueda de gratificación inmediata está relacionada con la generación de dopamina, la sustancia que nos hace felices, y el uso del teléfono móvil aumenta su producción, produce una conducta de no uso del móvil y una conducta alternativa; la falta de gratificación inmediata», así lo explica. Anayeli Pérez, psicóloga clínica y especialista en neuropsicología.
Tiempos, pantallas, emociones: el lado invisible de la conexión
Esa sensación de “no tener el móvil a mano”, además de una evidente dependencia, ha consecuencias como trastornos de ansiedad, falta de concentración, comportamiento inadecuado, falta de atención escolar o aislamiento. Hoy en día todos estos aspectos afectan negativamente a la salud mental de niños y niñas, lo cual es novedoso Desafíos en torno a la crianza de los hijos y el uso de la tecnología.. A continuación se detallan algunas de las consecuencias de la nomofobia infantil.
● Ansiedad constante y reacciones emocionales: Si bien no existe una manifestación explícita cuando al menor le quitan el celular, este puede desarrollar ansiedad internalizada o ansiedad cuando no tiene acceso, estableciéndose un patrón de miedo a perderse algo relevante al no responder mensajes o no estar conectado, conocido en inglés como FOMO (miedo a perderse algo).
● Déficit de atención y rendimiento escolar: No tener el celular cerca, pero permanecer alerta ante cualquier notificación o interacción digital provoca que el menor cree una división mental entre sus tareas escolares y el dispositivo móvil, afectando su tiempo de concentración. A enFormulario de la UNESCO Indica que “si bien la tecnología tiene el potencial de ser un recurso educativo, su uso inadecuado o excesivo afecta el rendimiento académico, la concentración y el autocontrol”.
● Aislamiento virtual: La socialización cara a cara se ha vuelto más difícil para los niños, descuidando los vínculos personales y reduciendo sus oportunidades de desarrollo emocional.
● El teléfono móvil como herramienta de validación externa: muchos menores definen su identidad digital mostrando que utilizan teléfonos móviles; pero se ve afectado cuando se interrumpe este hábito, experimentando vergüenza, problemas de autoestima, inseguridades y, en casos complejos, distorsión de la realidad.
● Desarrollo de Adicciones: Así como la nomofobia se ha convertido en una adicción, al generar una dependencia constante al teléfono móvil, puede derivar en otro tipo de adicciones como las emocionales, afectivas e incluso más graves relacionadas con algún tipo de droga, por supuesto en edades más avanzadas.
El informe de la UNESCO también afirma que «durante la pandemia, el tiempo frente a la pantalla aumentó una media de 50 minutos por día entre los niños de 3 a 8 años en los países desarrollados».s»por lo que puede resultar intuitivo que el resto de países no quedaron exentos de esta realidad, que en los últimos tiempos ha incrementado la nomofobia infantil. Según Pérez, hay niños o niñas que al exponerse al teléfono móvil sin control ni límites Comienzan a comparar aspectos propios como su apariencia física, capacidad intelectual o estatus social, y desconectan de su «propio yo».
No es espionaje, es guía inteligente.
Los teléfonos móviles no deben verse como cajas de intercambio emocional ni como herramientas ilimitadas para los menores; de ahí la relevancia de enséñeles a utilizar el dispositivo con sensatez, ya que los menores pueden acabar siendo víctimas de ciberbullying o de Grooming porque se sienten muy vulnerables digitalmente. En este soporte inteligente hay recomendaciones y buenas prácticas que son fundamentales:
● Detección temprana: Anticipar emociones y reacciones ayuda a identificar aquellos signos invisibles pero presentes en el comportamiento de los menores que requieren ayuda profesional.
● Educación Digital: La construcción de conocimientos respecto al uso del teléfono móvil y el comportamiento digital saludable son aspectos que se deben explicar según la edad del niño o niña. Puede ir acompañado de un experto en la materia.
● Interacción social: promover rutinas en casa o al aire libre (según la edad) que permitan a los niños tener contacto con otros menores, incluyendo: actividades físicas, juegos, talleres, lectura u otros espacios de conversación sin dispositivos celulares.
● Soporte especializado: En los casos identificados de nomofobia infantil, la intervención de un psicólogo u otro especialista en salud mental es fundamental para controlar y/o cambiar conductas y percepciones de la realidad.
● Educación para padres: Ya sean padres, cuidadores u otros miembros de la familia, el conocimiento de la nomofobia infantil junto con un uso saludable de la tecnología pueden cambiar la cultura familiar. La comunicación es esencial.
Se recomienda que los adultos moderen el uso de sus teléfonos para practicar con el ejemplo. Un estudio de nomofobia reveló esto 78% de los latinoamericanos Se considera dependiente de sus teléfonos inteligentes para sus actividades diarias.
Un llamado a la acción
El futuro de la infancia no puede quedar atrapado entre notificaciones y juicios digitales externos, sino que debe construirse a partir de un contacto más humano, comunicativo, colaborativo y real. No se trata sólo de prestar o proporcionar un dispositivo; También se requiere una supervisión más estructurada y apoyo familiar, educativo y, si es necesario, psicológico.
Finalmente, Pérez afirma que “el abordaje integral de los niños y niñas requiere de un fuerte compromiso por parte de nuestros adultos. Estar atentos a su desarrollo en edades tempranas frente a la tecnología y atacar cualquier señal anormal es parte de una crianza propositiva en su crecimiento psicológico y social”.; El llamado es a tener paciencia y acompañarlos en una realidad cada vez más digital.»
Si quieres saber más sobre la nomofobia puedes visitar la página web
 
								 
								 
				



