SAN JOSÉ, 15 de mayo (Elmundo.CR) – En América Latina y el Caribe, actualmente se generan alrededor de 541,000 toneladas de basura al día. Esta cantidad es más que suficiente para llenar más de 21 mil camiones de carga diariamente. Estos alarmantes datos han sido revelados por un informe elaborado por el Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas (PNUMA). Sin duda, el papel que juegan las empresas en este contexto, especialmente a través de la sostenibilidad y las iniciativas de economía circular, se vuelve fundamental para enfrentar los desafíos ambientales que afectan a la región.
Factores como el crecimiento de la población y los cambiantes patrones de consumo provocan una generación cada vez mayor de residuos. No obstante, los proyectos de economía circular no solo facilitan la recuperación y reutilización de materiales, sino que también ayudan a mitigar la dependencia de la importación de materias primas. Esto representa una oportunidad clave para transformar la manera en que se gestionan los recursos, impulsando un enfoque más sostenible en la producción y el consumo.
Aunque los avances en economía circular en América Latina aún son incipientes y requieren de esfuerzos continuos, existen numerosos programas ambientales y proyectos que buscan fomentar estas prácticas en la región. Iniciativas innovadoras están siendo adoptadas por diversas empresas para contribuir a un futuro más sostenible.
En este contexto, Kimberly-Clark ha desarrollado una robusta estrategia de sostenibilidad que se proyecta hasta el 2030. Esta estrategia no solo tiene como objetivo minimizar su impacto ambiental, sino que también busca contribuir a la mitigación de los efectos del cambio climático, alineándose con los compromisos globales en favorecimiento del medio ambiente.
Desde residuos hasta recursos: el éxito del programa «Hospital de dispensario»
Kimberly-Clark ha iniciado prácticas vanguardistas para reducir el impacto ambiental derivado de sus operaciones en la región. Un ejemplo destacado de este esfuerzo es el programa «Hospital de dispensario», el cual ha logrado convertir los desechos generados por los dispensadores en recursos valiosos. Esta innovadora iniciativa ha logrado transformar más de 36 mil dispensadores anualmente, evitando de esta manera que se desperdicien y, en su lugar, reutilizándolos en América Latina a partir de 2024. Gracias a este trabajo, se ha evitado el uso de más de 450 toneladas de plástico en los últimos siete años, lo cual no solo ha contribuido a reducir la huella de carbono de la empresa, sino que también juega un papel significativo en la protección del medio ambiente.
De acuerdo con Kenneth Hylton, director de cuidado familiar para Kimberly-Clark, «Nuestro enfoque garantiza que los dispensadores puedan ser reutilizados por otros clientes cuando sea necesario y reciclados una vez que han alcanzado el final de su ciclo de vida útil. De esta forma, nos esforzamos por alinearnos con nuestra misión de influir positivamente en el entorno y las comunidades locales».
Más allá de estos esfuerzos, Kimberly-Clark ha conseguido avanzar en la reducción de su huella ambiental. Entre 2015 y 2024, la compañía logró disminuir su huella de agua en un 29% y su huella de carbono en un 11%, a través de diversas iniciativas internas que incluyen la implementación de nuevas tecnologías y procesos de mejora continua. Este liderazgo en prácticas ambientales ha posicionado a la empresa como una referencia en la industria a nivel regional.
Con un compromiso firme hacia la sostenibilidad y a la mejora del ecosistema productivo en América Latina, Kimberly-Clark se enorgullece de anunciar que todas sus plantas de producción en la región operan bajo el modelo de desechos cero. Según Hylton, “Estamos orgullosos de que nuestras plantas implementen esta política, lo que representa un logro significativo en nuestras operaciones”.
En América Central, la planta de Costa Rica fue pionera en alcanzar este objetivo ambiental en 2019, y la planta de El Salvador lo logró en 2021.
En lo que concierne al uso de plásticos en sus procesos productivos, la empresa no solo ha cumplido, sino que ha sobrepasado su objetivo de reducción anual, logrando 196 toneladas de plástico menos en 2024. Esto es parte de su compromiso por hacer que sus operaciones sean más sostenibles y eficientes.
Además, como parte de sus metas para incorporar materiales reciclados, la compañía ha llevado a cabo iniciativas sostenibles para la producción de envases. Actualmente, el empaque de los productos de Kimberly-Clark incluye entre un 30% y 50% de materiales reciclados, y la empresa se esfuerza por aumentar este porcentaje al 70% en el futuro cercano.
Conjunto: un legado de capacitación y gestión adecuada de residuos
Con una trayectoria de 16 años en Costa Rica, el programa de reciclaje ha gestionado más de 21.552 toneladas de materiales reciclables. Esta iniciativa anualmente premia a instituciones educativas comprometidas con el reciclaje, además de asegurar que existan puntos de recolección de valor en diversas provincias del país.
En 2024, el conjunto de premios abarcó tres categorías y participaron más de 100 instituciones educativas. A través de esta competencia, Kimberly-Clark no solo busca recompensar lo mejor, sino también crear conciencia sobre la importancia de la economía circular y el reciclaje para un futuro más sostenible.
En el caso de El Salvador, la iniciativa, establecida en 2023, generó un impacto significativo, sensibilizando a 1.400 personas sobre los temas relacionados con el cambio climático y la gestión adecuada de residuos. Adicionalmente, la empresa lleva a cabo campañas mensuales de recolección de residuos, involucrando a empleados y a la comunidad en general.