





Recientemente, un grupo de funcionarios destacados, incluyendo a Marcos Castillo, quien ocupa el cargo de director de aviación civil; Alejandro Picado, presidente de la Comisión Nacional de Emergencia (CNE); y el exministro de Obras Públicas y Transportes, Mauricio Batalla, se presentaron ante los tribunales, donde enfrentan procesos judiciales serios. Este evento ha captado la atención pública debido a la naturaleza de las acusaciones, que involucran presuntas irregularidades en la gestión de emergencias relacionada con la infraestructura aeroportuaria.
Además, se ha arrestado a otro funcionario de la CNE, un individuo llamado Villalobos, quien también fue llevado a los tribunales como parte del mismo caso que gira en torno al polémico acuerdo para el piso de aterrizaje en el aeropuerto de Liberia. Este incidente ha suscitado gran interés no solo por las implicaciones legales para estas figuras públicas, sino también por la posible repercusión en la confianza del público en las instituciones encargadas de la seguridad y la gestión de emergencias en el país.
Marcos Castillo, director de aviación civil
Alejandro Picado, presidente del CNE
Partió de su casa de Mauricio Batalla, ex ministro de Mopt
Villalobos de la cne oficial
Investigación
Las investigaciones en curso están relacionadas con una serie de presuntas irregularidades que giran en torno a la declaración de emergencia emitida para llevar a cabo la rehabilitación del piso de aterrizaje del Aeropuerto Internacional Daniel Oduber, ubicado en Liberia. Este caso ha sido registrado en el archivo 24-000454-1218-PE, donde se están examinando cuidadosamente todos los aspectos relevantes.
El cuerpo acusatorio ha establecido que la justificación para el estado de emergencia fue, de hecho, falsamente fundamentada. Según la acusación, los daños alegados en la pista de aterrizaje fueron atribuidos a fenómenos naturales como el capó de una tormenta tropical y varias ondas tropicales que ocurrió en el año 2022. Sin embargo, se presenta evidencia que sugiere que estos daños se deberían a otros factores que no son atribuibles a fenómenos naturales.
Esta situación llevó a una modificación inesperada de una decisión ejecutiva anterior, permitiendo así la inclusión de Liberia en un estado de emergencia que afectaba a gran parte del país. Dicha inclusión facilitó la firma de un contrato significativo por un monto de $39.9 millones, cuya legitimidad ahora está bajo una intensa revisión jurídica.
Cuando se concede la liberación de emergencia en estos casos, se simplifican drásticamente los procedimientos habituales que se deben seguir para llevar a cabo los trabajos. Esto implica que la ejecución puede ser realizada en un periodo de tiempo notablemente reducido y con la disponibilidad inmediata de los recursos, eludiendo la necesidad de obtener aprobaciones previas del controlador general de la República (CGR).