Recientemente, la fracción del Frente Amplio (FA) ha vuelto a presentar una iniciativa legislativa (archivo 24,965) que propone reducir las horas de trabajo semanales de 48 horas a 40 horas. Esta propuesta ha generado un intenso debate en el ámbito político, considerando que la modificación de la jornada laboral puede tener un impacto significativo en la economía y en la calidad de vida de los trabajadores.
En octubre de 2024, se presentó una propuesta similar (archivo 23.905) del diputado del FA, Ariel Robles, a través de la Comisión Legal del Congreso. Esta iniciativa también buscaba discutir la viabilidad de una jornada laboral más corta, argumentando que una reducción en las horas de trabajo podría potenciar la productividad y mejorar el bienestar de los empleados.
La propuesta sugiere establecer un límite máximo real de 7 horas de trabajo durante el día y 5 horas en turnos nocturnos. Con esta estructura, un trabajador que labora durante el día tendría un máximo de 40 horas semanales, mientras que un trabajador nocturno vería su jornada limitada a 30 horas semanales. Esta modificación podría ofrecer un balance más adecuado entre la vida laboral y personal, algo que muchos consideran esencial en la actualidad.
Populismo
«En lugar de relajarse, este país debe permanecer en un ritmo constante para seguir adelante y, en algunos casos, doblar esfuerzos», afirmó el diputado oficial, sugiriendo que el enfoque debe ser en la sostenibilidad del crecimiento económico en lugar de en la reducción de las horas de trabajo.
Además, Vargas destacó que lo que realmente requiere atención es la aprobación de la normativa sobre excepcionales días de trabajo en cuatro días con tres días libres, un sistema que también sería aplicable a los sectores privados. Esto sugiere que el debate sobre la jornada laboral no solo se limita a la cantidad de horas trabajadas, sino que también incluye la flexibilidad y la adaptación a las necesidades del mercado laboral actual.
Es importante notar que el Congreso se encuentra actualmente en un período de sesiones extraordinarias hasta el 31 de julio, durante el cual es el poder ejecutivo el que define y maneja la agenda de los delegados. Esto significa que las propuestas, tanto la del FA como la del oficialismo, deben ser evaluadas en un contexto donde el gobierno tiene una significativa influencia sobre la dirección del debate legislativo.