El volcán Poás registró una nueva erupción este domingo.

El volcán Poás, uno de los más emblemáticos de Costa Rica, sigue mostrando signos de actividad, lo que ha llevado a los científicos a mantenerse en alerta. Este domingo, el volcán experimentó un nuevo evento eruptivo, tal como ha sido confirmado por el Observatorio Volcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori). Las erupciones del Poás son cuidadosamente monitorizadas debido a su potencial destructivo y a la proximidad de áreas habitadas.

A pesar de que la magnitud de esta última actividad no alcanzó los niveles de intensidad observados en estallidos previos, específicamente aquellos ocurridos el 21 y 23 de abril, se registró una fase de energía de la erupción que se prolongó por aproximadamente tres minutos. Este tipo de eventos son particularmente interesantes para los vulcanólogos, ya que ofrecen información valiosa sobre el comportamiento del volcán y su posible evolución futura.

Según el Ovsicori, el evento eruptivo tuvo lugar a la 1:03 pm. La altura de la pluma generada por la erupción aún se encuentra bajo evaluación y su medición precisa es crucial para entender la dinámica del volcán en este momento. Los científicos recomiendan a los residentes y turistas mantenerse informados sobre las condiciones del volcán, dadas las variaciones en su actividad.

‘Estos son pulsos con aliento. Aunque no son muy enérgicos, la pluma aumenta a 500 metros por pulso. En otras palabras, desde el valle central podemos ver que este bolígrafo se eleva en el cráter y lucha por extenderse porque no hay mucho viento”, explica Geoffroy Avard, un experto del Ovsicori. Esta declaración subraya la naturaleza dinámica del volcán, así como la complejidad de su actividad eruptiva.

Avard también destacó que, a pesar de que el volcán Poás mantiene una actividad relativamente tranquila por el momento, eso no implica que carezca de la capacidad para realizar erupciones más energéticas en un futuro cercano. Las condiciones que rodean a los volcanes son extremadamente variables, y un cambio en la composición de los gases o en la presión del magma podría desencadenar fenómenos más intensos.

Los residentes de áreas cercanas, como San Carlos, Quesada y otros poblados circundantes, han reportado la caída de ceniza, un fenómeno que puede tener efectos adversos en la salud y en la agricultura local. Esta caída de ceniza, aunque no necesariamente indica una erupción violenta, puede ser un indicador del comportamiento interno del volcán. Por ello, se aconseja a los habitantes de estas zonas que tomen precauciones, como el uso de mascarillas y el resguardo de alimentos, para protegerse de partículas que puedan ser nocivas.