La tumba del Papa Francisco, que se encuentra destinada a ser colocada en la Basílica de Santa María Mayor, ubicada en el corazón de Roma, estará fabricada con mármol. Su designación será el único registro «Franciscus», la forma de Francisco en latín, según el anuncio realizado el jueves por el Vaticano.
En una breve declaración junto con una imagen del diseño del monumento, el Vaticano ha subrayado que el mármol proviene de la región de Liguria. Esta área está situada en el noroeste de Italia y es significativa porque representa el origen de algunos de los antepasados italianos del actual pontífice argentino.
El diseño de la tumba también rinde homenaje, ya que imita la cruz pectoral que fue llevada en vida por el Papa Francisco. Este detalle no solo añade un toque personal, sino que también refleja la profunda conexión espiritual que el Papa tiene con su fe y su papel como líder de la Iglesia Católica.
La ubicación de la tumba de Francisco será en una acera de la Basílica, estratégicamente situada cerca del altar de San Francisco. Esta disposición no solo tiene un sentido simbólico, sino que también permitirá a los fieles y visitantes rendir homenaje al Papa de una manera accesible y directa.
La Basílica de Santa María Mayor es uno de los cuatro basílicas papales de la Ciudad Eterna y forma parte crucial del patrimonio religioso de Roma. Esta iglesia, que se dedica a la Virgen María, fue consagrada en el siglo V, específicamente alrededor del año 432, bajo el mandato del Papa Sixto III. Desde su construcción, ha sido un lugar de veneración y ha albergado las tumbas de siete papas, un testimonio de su importancia en la historia de la Iglesia.
Entre las tumbas que se encuentran en este venerable lugar se incluye la de Clemente IX, que fue el último papa enterrado allí en 1669. Además de la relevancia papal, la Basílica también es el lugar de descanso del destacado arquitecto y escultor Gian Lorenzo Bernini, célebre por su obra maestra en la Plaza de San Pedro, las colonnatas que adornan la entrada a la Basílica de San Pedro.
El Papa Francisco, conocido por su profunda devoción a la Virgen María, solía hacer una parada en esta basílica antes y después de sus viajes fuera de Italia. El lugar no solo representa un punto de peregrinación espiritual, sino que también es un espacio que conecta al Papa con su historia personal y la herencia de su fe. Así, la futura ubicación de su tumba en este sitio sagrado es un símbolo poderoso y conmovedor de su legado, que permanecerá vivo en los corazones de los católicos y visitantes por igual.