
Una denuncia está siendo investigada por el Comité de los Derechos del Niño de la ONU debido a una presunta violación de los derechos de 81 menores que fueron deportados desde los Estados Unidos y que se encuentran en el Centro de Atención Temporal para Migrantes (CATEM), ubicado en la frontera con Panamá. Esta situación ha elevado serias preocupaciones sobre el trato hacia los menores en este contexto migratorio.
La noticia fue difundida el jueves por medios de gran renombre como The New York Times y El País, ambos considerados medios internacionales de gran alcance, lo que ha permitido que la problemática reciba atención a nivel global.
De acuerdo con el informe, estos menores provienen de países como Irán, Azerbaiyán y Afganistán, y se reporta que han estado detenidos durante casi dos meses en condiciones que podrían causar ‘daño irreparable’ a su desarrollo físico y mental. Este tiempo prolongado en un entorno restrictivo es especialmente preocupante para los niños, quienes necesitan un entorno seguro y estimulante para crecer.
Dentro de este contexto, la queja incluye testimonios de cuatro niños con edades entre 2 y 10 años, cuyas familias están alegando que no recibieron acceso a servicios básicos como educación, atención pediátrica o asesoramiento legal mientras se encontraban en las instalaciones del CATEM en Costa Rica.
Un migrante, que fue identificado como víctima en una entrevista realizada por El País, expresó: «No podemos regresar a Afganistán; no estamos seguros allí». Este testimonio resalta el profundo temor que tienen muchos migrantes sobre su vuelta a sus países de origen, donde enfrentan serias amenazas a su seguridad.
La abogada Silvia Serna Román, abogada principal del caso, ha indicado que muchos de los individuos en el centro están catalogados como retornos bajo el término de «retorno voluntario», aunque ella cuestiona la validez de esa consideración.
‘Si lo pones en una situación en la que se ven obligados a decidir, tomas el camino voluntario a esos retornos”, advirtió.
El 7 de marzo, Serna presentó un hábeas corpus en la sala constitucional de Costa Rica, argumentando que más de 200 personas detenidas no cometieron ningún delito en el país y, por ende, no hay justificación legal para privarlas de su libertad. La resolución por parte de la sala aún está pendiente.
Además de estos testimonios, informes técnicos de la Oficina del Defensor del Pueblo y de mecanismos nacionales de prevención han sido elaborados, denunciando las condiciones inadecuadas dentro del centro de detención. Estas quejas han sido respaldadas por organizaciones tanto nacionales como internacionales, creando un ambiente complicado para las autoridades costarricenses en relación a cómo manejar la situación de los migrantes en este centro.
El director de Migración y Extranjeros, Omer Badilla, respondió a las acusaciones en una entrevista con El País, afirmando que las personas en el CATEM «no están siendo detenidos» y aclaró que, dado su estado como migrantes, «deben ser protegidos» por el estado. Sin embargo, también mencionó que para salir del centro, necesitan la guía policial, lo que implica que no tienen total libertad para moverse.
«Si alguien tiene miedo de su vida en su país de origen, Costa Rica no lo devolverá», expresó Badilla durante la entrevista.
Por su parte, el presidente Rodrigo Chaves declaró que Costa Rica actúa únicamente como un punto de tránsito para personas que son deportadas desde los Estados Unidos, y rechazó las acusaciones de detención o abuso arbitrario, enfatizando el compromiso del país con la protección de los derechos humanos de los migrantes, según reporta The New York Times.
‘Ayudamos al hermano económicamente poderoso del norte, que si impone un impuesto en nuestra zona libre, nos arruina. Y, además, el amor se paga con amor«, afirmó Chaves en declaraciones reportadas por los medios en febrero.