El subdirector de la Agencia de Investigación Judicial (OIJ), Michael Soto, se pronunció recientemente sobre los motivos que han llevado a los preocupantes actos de violencia en la provincia de Limón. En aquellas áreas, la situación ha escalado, y en las últimas horas se han reportado cinco enfrentamientos significativos entre pandillas criminales en diversas localidades como Guápiles, Siquirres, Matama y en el centro de Limón.
El OIJ ha llevado a cabo una labor exhaustiva que ha permitido identificar el liderazgo de importantes grupos criminales que operan en la región. Este proceso ha generado un efecto de «reordenamiento» dentro del panorama delictivo local. La situación se ha vuelto más crítica a raíz de la reciente detención de Tony Peña Russell, quien hasta ese momento mantenía un control considerable sobre el centro de la provincia, creando un vacío de poder que ha llevado a un incremento en la lucha territorial entre diversas organizaciones delictivas.
«Lo que estamos observando es, en esencia, una reorganización de las estructuras criminales en Limón, después de que se diera la captura de Tony Peña Russell», explicó Soto durante su declaración.
Según la información proporcionada por el OIJ, algunos de los antiguos vendedores de drogas están intentando retomar sus puntos de venta, lo que ha desencadenado disputas entre bandas. Esto ha provocado un aumento de la violencia, ya que aquellos líderes que se encontraban en el pasado en posiciones de poder buscan recuperar sus territorios en medio de un entorno en el que otros se han atrevido a ingresar. «Los líderes previos tienen la intención de reclamar áreas específicas; además, se están produciendo desapariciones entre los propios integrantes de los grupos. Esto significa que una facción puede aliarse con los vendedores de otra para aplicar presión, exigir dinero y, desafortunadamente, en algunos casos, llevar a cabo actos de violencia extrema, incluida la herida o el asesinato de rivales. Este es el nuevo reto al que nos enfrentamos en este sector», añadió Soto.
Asimismo, el subdirector destacó que «la llegada de nuevos líderes y nuevas dinámicas dentro de los grupos delictivos tiende a generar violencia. La experiencia demuestra que cuando evitamos que la vida de alguien se pierda a causa de una estructura criminal, un nuevo individuo o un nuevo grupo intenta llenar ese vacío para hacerse con el control del mercado, lo que originará que la situación en la provincia de Limón continúe siendo crítica», enfatizó.
Por otra parte, las autoridades judiciales están implementando acciones coordinadas con las instancias del poder público para intentar mitigar y retrasar estos episodios de violencia. Estas operaciones se enfocan en combatir tanto el narcotráfico como los homicidios, lo que podría contribuir a frenar la espiral de violencia que afecta a la región.
«Es un ciclo de violencia incesante, un fenómeno de resiliencia en el ámbito delictivo que se manifiesta en diferentes partes del país», reflexionó Soto. A pesar del incremento de la violencia, se reporta que Limón ha registrado dos homicidios menos en comparación con el mismo periodo del año pasado, lo que puede interpretarse como un signo de que, quizás, las acciones de control están comenzando a dar frutos, aunque el camino aún es largo y complejo.