P. Diddy enfrenta más acusaciones antes de ir a juicio.

La fiscalía de Estados Unidos ha añadido recientemente dos nuevos cargos al rapero conocido como «el malvado», los cuales se centran en el tráfico sexual y el transporte a la prostitución. Estos nuevos cargos se suman a los ya existentes, aumentando considerablemente las posibles consecuencias legales que podría enfrentar el artista. Las acusaciones están relacionadas con una mujer que ha sido identificada por los fiscales como «víctima-2», lo que sugiere que hay múltiples personas implicadas en este caso. Si el rapero es hallado culpable de estos delitos, las penas de prisión podrían ser mucho más severas que las inicialmente esperadas.

La situación ha cobrado una nueva dimensión a medida que la fiscalía intensifica sus esfuerzos para presentar un caso sólido contra él. La audiencia programada para el 25 de abril será crucial, ya que representa el último paso antes de que el juicio comience formalmente en mayo. La edad del hip hop, de 55 años, se enfrenta a graves acusaciones de abuso sexual y coerción, en las cuales se alega que utilizó amenazas y violencia para forzar a sus víctimas a participar en actividades sexuales, así como en el consumo de drogas.

Además, se ha informado que el rapero obligaba a su personal a trabajar largas horas y mantenía un estricto control sobre ellos, asegurándose de que permanecieran en silencio sobre su situación. Hasta el momento, el músico ha negado todas las acusaciones, afirmando que cualquier relación que tuvo con las víctimas fue consensuada y que, por lo tanto, no debería considerarse como un delito.

El juicio, que se anticipa con gran expectación, dará inicio con la selección del jurado el 5 de mayo, y se espera que las presentaciones iniciales de las quejas comiencen el 12 de mayo. Este caso no es nuevo, ya que las acusaciones en contra del artista, que en su vida personal ha tenido una relación con la cantante Cassie, también conocida como Casandra Ventura, han estado en circulación durante más de un año. Estas acusaciones incluyen un periodo de abuso y manipulación que se extiende durante más de una década, así como incidentes de violación relacionados con drogas desde 2018.

Junto al caso penal federal, el rapero se enfrenta a una serie de litigios civiles, respaldados por quejas de antiguos empleados y miembros de su red. La presión legal es monumental y podría tener implicaciones duraderas en su carrera. Desde que se anunció su encarcelamiento el pasado septiembre, se ha notado un cambio en su apariencia. Ya no es solo un artista en el escenario, sino también un individuo que enfrenta un tumulto emocional y legal, lo que ha creado un gran interés público sobre cómo se desarrollará este caso en los próximos meses.